La noche se vistió de A-M-O-R universal, puro #Loveaholic en la capital para vestir el día que encumbraría de nuevo la carrera de Ruth Lorenzo, como cada vez que se sube a las tablas.
Una entrada con música exótica, como si de entre las aguas del Nilo se intuyeran melodías, suave e in crescendo se iba haciendo paso la dulce flauta de Miguel Sala, marcándose una sensibilidad impoluta. A continuación, luces tenues enfocaban el centro del teatro para iluminar a la diva de la noche, que emanaba de entre las sombras del escenario.
Bodies, fue el primer tema escogido para arrancar en acústico e impregnar poco a poco el Apolo hasta la cúpula, hasta que el tema rompía con el beat de la batería y el rugir de la murciana. La cantante demostró que el micro para ella es solo un complemento, pues perfectísimamente podría cantar sin él y llenar la acústica del teatro sin necesidad de más, como demostró en repetidas ocasiones. Le siguió The First Man acompañado de una elegancia digna de las grandes estrellas que han trascendido en el panorama musical, con unos visuales que empastaban con el juego de luces cálidas para llenar de tonalidades el color de voz de Ruth, en una noche llena de matices como sus canciones.
El espectáculo continuaba con Flamingos, puro swing, jazz y el calor de los garitos del interior Chicago en la voz de una Ruth que derrochaba ganas, desparpajo y soltura, como si cada canción bailara en su garganta ensalzándola. Amanecer & Who Wants To Live Forever de Queen rompieron la dinámica del setlist con un mashup repleto de fuerza y personalidad. Se nota que es su canción favorita de Freddy Mercury.
En esta ocasión, la producción y los arreglos exquisitos diseñados para el directo hacen que cada tema tome cuerpo y relevancia, más incluso que en la grabación del álbum Loveaholic y ya es difícil superarse en el live. Pero estamos ante un animal escénico, ante Ruth Lorenzo, y eso va innato en la presencia de una artista de su categoría, que afina notas imposibles en subidas y bajadas sin casi percatarse esfuerzo o dificultad alguna.
Ruth regaló un absoluto derroche de voz que no cesaba desde el inicio hasta el final de cada interpretación, junto a una sobriedad y técnica para sorprender con una sencillez apabullante. Las sorpresas se las llevó la artista con su público que tanto la mima, así como sus familiares.
Good Girls Don’t Lie animó al público un poco rezagado con un poco de claps en estilo libre para acercarse más al mismo antes de dar paso a Loveaholic, el momento más sensual de la noche con los susurros y desgarres de la voz de Ruth. Capaz de derretir a cualquier témpano. Puro fuego para el amor y la conquista de todos.
La murciana contó con un invitado muy especial, Víctor Sala, ternura en la actuación y sorpresa en el timbre de voz del joven que empasta a la perfección con Ruth. Ambos interpretaron Send In The Clowns, original de Judy Collins.
La elección y el orden de las canciones no dejaban de sorprender. Era el turno de Dancing In The Rain para secar las tormentas internas de todos los allí presentes. Nadie ha parado el baile de esta canción y su representante desde 2014. A piano, sin más adornos que su voz y los acordes dulces de Miguel Sala en el teclado.
Las sorpresas no habían terminado y desde el patio de butacas llegó el siguiente invitado, Miquel Fernández, todo un atrevimiento para cantar en acústico junto al músico Mike Martin el tema de Lady Gaga y Bradley Cooper, Shallow, donde rompieron el corazón de todos los allí presentes.
Con su Alhambra personalizada llegó el turno de la Ruth Lorenzo más íntima con Moscas Muertas, dejando ver al público su lado de autora que tan bien empasta con su personalidad junto a demostración de una banda que camina y es sólida en cada canción, lo que da como resultado complicidad y pasión uniforme por la música.
Flecos y pasos de salsa dieron ritmo al ecuador del concierto en los acordes de Spanish Guitar ligados a Freaks para endulzar la miel que poco después nos inundaría antes de conocer el nuevo tema tan esperado, Underworld, que verá la luz el próximo 28 de junio. Puro rock, entrega y solidez en la nueva etapa de RuLo. Un regalo para todos los asistentes brindar con el deleite de la murciana repleta de felicidad al mostrar su nueva música.
Irene Alman, la última invitada dejó a todos boquiabiertos poniendo el broche soul al concierto lleno de alma y corazón en cada canción que se radiaba en el Apolo con A Natural Woman de la gran Aretha Franklin. Un dueto de altura y voces inhumanas. Uno de los grandes momentos de descubrimiento y amistad que llenaron la velada.
Con Another Day llegaba come back a los 70’s, donde anidaban los solos de guitarra como los de Jeff Bake (creador del solo específico en la grabación de este tema) y las baladas más trascendentes con voces rotas llenas de historias que contar. Eso es Ruth Lorenzo, historia y verdad hecha música. Para cerrar el círculo de influencias, la murciana decoró el Teatro Apolo con Purple Rain, invocando en púrpura la figura de Prince que desde arriba escuchaba con orgullo a Ruth Lorenzo haciendo un homenaje digno de dioses, como diosa que es.
El momento más esperado para las almas rock, la RuLo batera, con tema propio en inglés, que ha conquistado a los viejos y nuevos rockeros. Toda una delicia para quien sabe de lo complejo de un instrumento como tal y cantar a la vez con el chorro de voz característico de la murciana. P.D.: Fan mood. God, I’m guilty ;).

Con el teatro lleno de motivación y de público hasta la última butaca, Gigantes retumbó con fuerza y garra, dando ritmo y alegría a la noche. Volviendo a entonar con la ilusión de la primera vez el mayor hit de Planeta Azul.
Bring Back The New fue el cierre en abierto para dar la bienvenida a la nueva era de nuestra artista nacional más internacional, donde se llenó del calor de sus fans bajándose del escenario para deshacerse en agradecimiento y entonar las ascuas finales de un fire que no dejaba de encandecerse.
El penúltimo aplauso para ti, Ruth Lorenzo, puesto que el último nunca llegará para una carrera sin fin como la tuya.
Agradecimientos y mi más sincera felicitación a sus músicos que hacen posible que un directo suene tan explosivo y elegante:
Acústica, teclado y sintetizadores: Mike Martin.
Al bajo: Jordi.
A la batería: Toni Mateo.
A la guitarra eléctrica: Juanjo Pedro.
A la trompeta: Toni Molino.
Al piano, guitarra, flauta, pedaleras y director musical: Miguel Sala.
En última instancia, agradecer a Bemol Magazine por la oportunidad de describir, contar y transmitir una noche tan especial como esta de Ruth Lorenzo en el Teatro Apolo. Gracias.
Texto: Lara Morello