Eran entorno a las 19:30 horas del lunes 2 de abril, cuando un apresurado Dani Martín cruzaba la madrileña calle de Cea Bermúdez, quizá en busca de un refrigerio. A escasos metros, Pablo Moreno, acompañado de algunos amigos, le seguía los pasos. Mientras, en el número 100 de la calle Galileo Galilei, una multitud de personas con sed de buena música en directo se agolpaba a las puertas de la famosa sala de conciertos.
No era un lunes cualquiera. Estaba claro. Era el Día Mundial del Autismo y en Galileo Galilei se celebraba con el concierto benéfico Artistas SOS Autismo, promovido por Samaria Social, la Fundación Inclusive y el periodista Santiago Alcanda. El objetivo de este evento musical consistía en recaudar, a través de la venta de entradas y Fila 0, fondos para el Proyecto Mujeres y TEA, cuyo objetivo es el estudio e investigación del Trastorno del Espectro Autista (TEA) en mujeres. El directo aterrizó en la Capital con un éxito rotundo de público, que agotó todas las entradas, y un plantel de artistas invitados -entre ellos a Dani y Pablo- que, además de poner la nota musical a la velada, mostraron su cara más solidaria.
La noche comenzó con las palabras de los promotores, Santiago Alcanda y Alberto Gutiérrez (Fundador de Samaria Social). Éste último subrayó que “todos tenemos la responsabilidad de hacer una sociedad más justa”. Tras su intervención, Los Secretos dieron el pistoletazo de salida y nadie se pudo resistir a corear ese “ayúdame y te habré ayudado, que hoy he soñado en otra vida, en otro mundo, pero a tu lado …”. Y es que una cosa está clara, da igual el tipo de música que escuches o en qué año hayas nacido, que hay temas como Pero A Tu Lado que ya son de ‘dominio público’ y unen a varias generaciones con tan solo escuchar sus primeros acordes. Quizá ahí, resida el autentico secreto de una banda con casi 40 años de trayectoria musical a sus espaldas.
Y si la noche versaba de solidaridad y gente con buen corazón, Los Girasoles de Rozalén no podían faltar. La cantautora confesó que con esta canción quiso focalizar su atención en las personas buenas porque “así las cosas irán mejor” y, en el Día Mundial del Autismo, la elección no pudo ser más acertada. El relevo de la albaceteña cogió Dani Martín quién nos mostró su lado más Emocional y se propuso empezar de Cero.
Y lo cierto es que tras la actuación del cantante, nuevos ritmos y géneros musicales invadieron la sala. Primero, un inglés, dos irlandeses y un estadounidense residentes en Madrid -ojo, no se confundan, no es el principio de ningún chiste- o lo que es lo mismo, Track Dogs, llevaron a Galileo esa mezcla de pop, folk y rock. Por su parte, Toni Zenet conquistó a los presentes al compás de un cuidado y elegante jazz. Este artista no figuraba en el cartel, pero lo cierto es que su aparición no pudo ser más brillante.
El buen sabor de boca que nos dejó Zenet, continuó de la mano de alguien que si hace unos años bailaba sola, ahora apareció en escena con la única compañía de su guitarra y recordándonos que “en un mundo en el que parece más fuerte quien no duda, ser diferente pasa factura”. Confieso que Casi me rindo ante la declaración de Marilia y el Compás de Espera que Txetxu Altube dedicó al pequeño Martín pero …
Entonces llegó ella, Vega. Con la guitarra acústica en la mano -no le hizo falta más-, se plantó con un taburete en mitad del escenario y con seguridad sentenció “tenemos la responsabilidad como artistas y personas de crear una sociedad mejor”. A continuación y en un alarde de saber estar, declaró que no era el momento ni el lugar para presentar ninguna canción de su nuevo álbum (a la venta el próximo 13 de abril); así que tiró de un clásico de su repertorio y se marcó un Requiem a guitarra y voz de esos que erizan la piel. Ahora sí, ¡me rindo a sus pies, Reina Pez!
Alzando la voz a favor de las mujeres, Javier Ruibal apareció sobre las tablas al grito de “nadie pertenece a nadie” y, tras él, llegó otro de los momentos mágicos de la noche. Álvaro Urquijo y Jorge Marazu nos arañaron el corazón con la mítica Ojos de Gata. Y es que ya pueden pasar los años, que en este país siempre habrá un misterio sin resolver: ese del vocalista de Los Secretos que no sabe “cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario”. Cosas que pasan …
Mabü cambió su Cara Triste por la sonrisa que produce llevar una década sobre los escenarios. Una alegría que Sandra Bernardo se encargó de contagiar al público, rematando su intervención al grito de “oe oe oe, oe oe oa”. El jolgorio estaba ya organizado y solo faltaba Pablo Moreno -que no de Alborán- y su piano para entonar La Fiesta del Vivir. El joven artista sorprendió a los presentes con su habilidad para tocar las teclas -debe ser cosa del nombre, ya me entienden- y se ganó una más que merecida ovación.
Y los aplausos continuaron cuando saltó a escena Andrés Suárez. “Lo bonito de esto es la ayuda, la luz. No la oscuridad ¡carallo!”, dijo, para instantes más tarde, ‘saltarse el guión’ y dedicarle su No Saben de Ti a su pequeño Quique, que está en camino. Efectivamente, se nos cayó la baba con esta declaración y aún no había comenzado a cantar. En Galileo, el de Ferrol demostró que hay quien sabe detener el tiempo y tumbar el escenario con esas letras que salen del corazón y una voz que, durante unos segundos, sonó desnuda, sin la compañía de ningún instrumento. Ahora sí, ¡les aseguro que la magia tiene nombre y apellido y se llama Andrés Suárez!
El fin de fiesta se acercaba y llegó el turno de Virginia Maestro, que sorprendió no solo por su vuelta a los escenarios, sino también por su atuendo al más puro estilo Cowgirl. Le siguió Nina de Juan o lo que es lo mismo la rebautizada -aquí y ahora- como la Norah Jones española, quien junto a Paco Oviedo (Morgan) a las seis cuerdas, derrochó voz y dejó a más de uno con la boca abierta.
Sin embargo, la noche no podía concluir sin sentir La Llamada y, entonces, apareció él. Solo si te llamas José Miguel y en el ‘mundillo’ eres conocido como Leiva te puedes permitir la licencia de subirte al escenario con una copa de vino, posarla al lado del micrófono y quedar como un señor, confesando que “yo puedo ser terriblemente cruel”. Tal vez penséis que llegados a este punto “la historia se me fue de las manos”, pero nada más lejos de la realidad. El rock & roll de Leiva, acompañado de César Pop al piano y de Guille Galván (Vetusta Morla) a la guitarra, puso el punto y final a una noche de buena música y mejor corazón.
Con una foto de familia y los agradecimientos de rigor, concluyó el concierto Artistas SOS Autismo. Desde aquí solo nos queda decir que esperamos que la música siga removiendo conciencias, contribuyendo a hacer de este mundo un lugar mejor y que la solidaridad no solo esté presente en días puntuales. Todos podemos colaborar con diferentes causas y a hacer de ésta una sociedad más justa.
Texto, fotografía y vídeo: María Sánchez