Fredi Leis aterrizó en Madrid con el cartel de entradas agotadas en los dos directos que ofreció este fin de semana en la sala Galileo Galilei. Dos sold out consecutivos que, a todas luces, habrán sido uno de los mejores regalos que ha recibido el de Santiago de Compostela por sus recién estrenados 30 años. Una sala abarrotada de un público deseoso de escuchar su repertorio y entre los que destacaban su familiares y algún que otro rostro conocido, como el de la actriz Adriana Torrebejano.
Leis es un cantautor de voz cálida, seductora y con un registro que no entiende de fronteras. Modula las cuerdas vocales a su antojo: susurra con elegancia en los momentos íntimos y sabe desgarrar en los puntos álgidos de los temas. Siente cada uno de los versos de sus canciones y sabe trasmitirlo con su cuerpo, porque Fredi no es cantautor de guitarra y taburete. Él es más de pie de micro, mirada penetrante, expresión corporal … Y de piano en las baladas más profundas.

“Lento, lento más despacio” coreaban los presentes en la primera canción. El show comenzó por todo lo alto de la mano de Fugitiva y subió de intensidad (y temperatura) con Vaya Lío y La de los Labios Rojos. “Porque que a mí me vas tú cuando me miras a los ojos”, rezaba el estribillo de la canción y como un mantra se inscribía en el pensamiento de buena parte del público.
A continuación y ya sentado frente al piano, el gallego interpretó Me Quemas, una balada de esas que desgarran, emocionan y cuyo origen se remonta a un whatsapp que el propio artista envió a una chica en busca de una segunda oportunidad. Ella jamás contestó a ese mensaje, pero a cambio nació una canción, explicó Leis, quien aclaró que aquello ya es historia y que a día de hoy “estoy muy bien, no soy un alma en pena”, matizó entre risas.
“Siempre llega un momento en el concierto en el que yo doy paso a la que para mí es mi mitad en todo esto. Empezamos a tocar juntos en 2013 y desde entonces me acompaña en los escenarios y es una maravilla compartirlos con ella”, presentaba así a Carmela su amiga y la responsable de que la guitarra acústica ponga sonoridad a los versos de Fredi. Algo nerviosa y estrenando zapatos -las grandes ocasiones lo merecen-, quiso agradecer el apoyo del público y bromeó acerca de ser la única fémina de la banda. “Estos cuatro seres humanos que parecen muy majos, me tienen hasta aquí (tocándose la coronilla)”, confesó. Las carcajadas se apoderaron de la sala, al tiempo que los primeros acordes de Días Grandes se abrían paso.
Los conciertos del viernes y el sábado fueron de “transición”, como los definió el propio artista. El EP de Días Grandes da sus últimos coletazos para abrir paso al nuevo material, que verá la luz a principio del 2018. Por este motivo, lo que empieza a quedarse ‘viejo’, ante lo que está por venir, necesita nuevos aires. Sonó entonces Échame de Menos en versión 2.0, un estribillo algo diferente que enseguida encandiló al respetable. Pero la gran sorpresa llegó con Fuimos. Cuando todos esperábamos un mano a mano acústico entre Carmela (a la guitarra) y Fredi (al cajón), la banda tomó las riendas y nos dejó con la boca abierta. Un ritmo completamente diferente que dotó de fuerza a la canción y la hizo, si cabe, aún más especial. El famoso “cuelga tú” del final, cedió paso a un “Te llevo a la luna mi amor ¿Quién yo?”, que nadie se resistió a cantar.[youtube https://www.youtube.com/watch?v=webm8wNcGeo&w=560&h=315]
Sobrepasado el ecuador del concierto, tocaba homenajear a la tierra que le vio nacer y crecer, Santiago. Además, quiso aprovechar la ocasión para dedicarles la canción a todos los gallegos, asturianos y portugueses que en los últimos días han sufrido los incendios. “Hoy más que nunca Galicia está viva”, apuntó. Tras la declaración de amor a la tierra y el apoyo a sus paisanos, el cuerpo pedía ritmo y Leis contaba con el plan perfecto para desatar el desenfreno. Primero, sobrevolar las Estrellas Fugaces para terminar echando el resto liberando Mariposas ¡“Ou yeah”!
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=KSzM7MrBJBc&w=560&h=315]
Unas mariposas, pero esta vez de papel y obra del pequeño Iván, aterrizaron en el escenario al final de la canción. El artista agradeció el gesto cogiendo al pequeño en brazos e, incluso, invitándolo a cantar en cualquier momento del concierto. Iván puso ese punto tierno a la velada e introdujo un punto de humor, cuando condenó a Carmela a pagarle un euro por decir palabrotas. Ella declaró que aquella noche se lo estaba pasando “de puta madre” y esa expresión no gustó al menor. Al final, la pena se conmutó por una púa y las dos partes quedaron satisfechas.
Anécdotas a parte, el final del concierto se aproximaba y el gallego sabía que tenía que despedirse por todo lo alto. Y para ello, qué mejor que versionar el tema principal (Tuyo) de una de las series más exitosas del momento, Narcos. Derrochó talento, voz y terminó de meterse al público en el bolsillo (si es que en ese momento todavía había algún reticente). Empezó suave y fue subiendo de intensidad conforme avanzaba el tema. El final se fue apagando como lo hacían los instrumentos de sus músicos: primero se despidió la guitarra de Carmela, a continuación la de Nacho, le siguió el bajo de Alejandro y la batería de Bruno. Las últimas frases de la canción las cantó Fredi a capela y solo ante el peligro. Tras ello, un “buenas noches” anticipó el desenlace.
“¡Otra, otra, otra!” gritó un público encendido y con ganas de seguir la ‘jarana’. Las luces se volvieron a encender y asistimos a una Guerra de Granadas y Sevillas con un final de lo más asombroso. Cambios de ritmo constantes que pusieron en pie a los asistentes y demostraron la gran versatilidad de Leis.

Torre de Control fue la canción escogida para cerrar una velada mágica, donde Carmela (guitarra acústica), Nacho (guitarra), Alejandro (bajo), Bruno (batería) y Fredi Leis aprobaron el examen con matrícula de honor. Aviso a navegantes: quédense (si aún no los conocen) con estos nombres porque este avión no ha hecho más que despegar y, a buen seguro, en breve aterrice en los recintos más importantes del país. Y mientras tanto, Fredi Leis, “no te bajes del avión que yo sigo volando a tus pies”.
Texto: María Sánchez y Hada Casado
Fotografías: cedidas por Nazaret Serrano